La Creatividad


El pensamiento creativo es la capacidad de asociar diferentes ideas o conceptos anteriormente aprendidos, con el fin de generar una nueva solución, original en consecuencia, a un determinado problema.

Tradicionalmente, se liga el concepto de creatividad al ámbito artístico en exclusividad, dando por hecho que otros ámbitos de la vida no requieren de dicha aptitud intelectual. Esta idea, es radicalmente errónea, puesto que lejos de ser un elemento exclusivo de nuestros artistas, se trata de una aptitud intelectual fundamental en la mayoría de los campos en los que nos movemos los humanos día a día: ciencia, educación, entorno empresarial, economía, política, ámbito personal...

En este sentido, me atrevería a decir incluso, que el desarrollo de la creatividad es uno de los rasgos que nos diferencia de otras especies. El ingenio que requiere inventar cualquier idea nueva, la capacidad de encontrar nuevas soluciones, unidos a la voluntad de modificar la realidad que nos rodea, nos ha permitido diferenciarnos, la mayoría de las veces positivamente, de otras especies.

Si partimos de la hipótesis de que la imaginación y la intuición son aptitudes con las que nacemos, no sería descabellado el pensar que todos tenemos esta capacidad y que por tanto de nosotros depende también desarrollarla. Esta idea, nos da un margen de maniobra para dirigir nuestra vida en un sentido más activo o por el contrario de una forma pasiva.

No hay duda de los efectos beneficiosos que entraña el desarrollo de la creatividad en la infancia: capacidad de resolución de conflictos, pensamiento divergente en el futuro adulto... Sin embargo, el sistema educativo actual, no prioriza el desarrollo de la creatividad, y propone un modelo totalmente directivo en el que simplemente se debe corregir el error. Todos los niños deben llegar al mismo sitio por el mismo camino. En este sentido, Ken Robinson, experto en creatividad, innovación y recursos humanos, propone la siguiente pregunta: “ ¿Matan las escuelas la creatividad?”


En un momento de crisis como el que estamos viviendo, la creatividad es fundamental tanto para la economía como para la educación; para el adulto que busca trabajo, para aquel que intenta crear su propia empresa o levantar una ya existente. ¿No nos estaremos olvidando de enseñar a los niños algo realmente importante?


¿Cómo puedes jugar con tu hijo a la vez que desarrollas su creatividad?

  • Lluvia de ideas. A los niños les fascina imaginar. Lo que ocurre es que los adultos no disponemos del tiempo suficiente para imaginar con ellos. Jugar a contestar preguntas del tipo... ¿Qué pasaría si tuviéramos dos cabezas?, ¿En qué se parece una televisión y un perro?... y generar el mayor número de ideas posible, hará que paséis un rato estupendo, al tiempo que ayudamos a estimular la creatividad del niño y a despertar la nuestra.
  • Permitir que se equivoquen. Cuando se pregunta a un científico cuántas veces ha salido mal un experimento, lo mas probable es que conteste que casi todas. La equivocación está en la base del avance, puesto que nos permite conocer lo que no funciona. Este mensaje no es el que se transmite siempre a los niños. No hay por qué hacerlo todo bien, y desde luego mucho menos a la primera. Enséñale tus errores y ayúdale a aprender de ellos.
  • Descubrir los talentos e intereses de los niños. Todos los niños muestran algo en lo que son buenos. No le restes importancia, y potencia sus habilidades. Enséñales a formarse en aquello en lo que son buenos.
  • Jugar a crear historias a partir de palabras que en principio ni tienen ninguna relación.
  • Crea desafíos acordes a la edad y la personalidad del niño. Esto le ayudará a resolver conflictos de una forma más independiente.
  • Cambiar las reglas de un juego habitual, hará que tenga un pensamiento más divergente y flexible.
  • Despertar el interés por cosas desconocidas.

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