El modelo Cognitivo-conductual es uno de los más empleados en el trabajo terapéutico con pacientes que presentan diferente tipo de trastornos. Se trata de un enfoque muy útil, tanto si se realiza solo como combinado con otros enfoques.
Normalmente se compone de diferentes pasos a trabajar:
-Identificación de situaciones problemáticas.
-Prestar atención a los pensamientos e interpretaciones que el paciente hace de esas situaciones a las que se enfrenta.
-Identificar y aprender a detectar las creencias erróneas o distorsiones cognitivas en esos pensamientos.
-Reformular los pensamientos por otros más adaptativos.
El modelo ABC es una teoría planteada por el psicólogo cognitivo Albert Ellis, que trata de explicar por qué las personas, a pesar de vivir un mismo acontecimiento, reaccionan de forma diferente, ofreciendo de hecho, respuestas distintas.
Sería algo así como lo que decía el filósofo griego Epícteto: "las personas no se alteran por los hechos, sino por lo que piensan acerca de esos hechos".
El ABC, cuenta con tres elementos claves para entender cómo gestionamos determinados sucesos:
A: Situación, suceso o experiencia activadora de la vida real. Aquellas situaciones a las que nos enfrentamos.
B: Pensamientos acerca de A. ¿Cómo vivimos o interpretamos la situación? En esta interpretación influyen factores como las experiencias previas, nuestras creencias, genética, miedos, patrones aprendidos...
C: Consecuencias físicas, emocionales o conductuales de B. ¿Qué es lo que esa interpretación nos provoca? ¿Qué emociones se desencadenan?
Pongamos un ejemplo:
Ante un mismo hecho o acontecimiento, podemos realizar distintas interpretaciones, basadas en nuestros pensamientos. Cada uno de estos pensamientos puede desembocar en emociones diferentes, que al mismo tiempo provocarán distintas conductas y consecuencias.
Por tanto, incidir en los sistemas de creencias erróneos y aprender a identificar las distorsiones cognitivas es fundamental para poder reformular estos pensamientos.
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