La gestión de las emociones






 
Inteligencia: Capacidad de entender o comprender la información que perciben nuestros sentidos, a la vez que la relacionamos con información previamente aprendida. Tradicionalmente, el concepto de inteligencia, ha estado basado en aspectos puramente cognitivos, a partir de los cuales, se han construído practicamente todos nuestros sistemas de aprendizaje. Sin embargo, ya por los años 20, investigadores como Thorndike, comienzan a hablar de la inteligencia Social, otorgando al término una dimensión no exclusivamente cognitiva. Desde entonces, son múltiples los investigadores, que ofrecen un lugar especial a lo que hoy en día conocemos como inteligencia Emocional, dentro de ese gran concepto llamado inteligencia.


De hecho, sabemos, que las emociones negativas, interfieren negativamente en la capacidad de aprender. Autores como Richar Davidson, afirman que la habilidad de controlar las emociones, es crucial para que los niños aprendan mejor. Daniel Goleman, populariza el término inteligencia emocional, dando una especial importancia a la gestión de las emociones en nuestra vida diaria.


En cualquier caso, ha quedado demostrado, que enseñar habilidades sociales y favorecer el desarrollo emocional de los niños, mejora la capacidad de aprendizaje. Sabemos que emoción y cognición no son términos opuestos. Lejos de ser opuestos, son interdependientes.

Partiendo de esta base, observo una gran laguna en nuestro sistema educativo, una gran asignatura pendiente, en la que, a pesar de los datos evidentes, nadie quiere reparar. Inmersos en la era de la “Dispersión” ocasionada por múltiples factores, que ahora no analizaremos, parece que el sistema educativo no evoluciona en la línea marcada por las últimas investigaciones. ¿Qué falta en nuestro sistema educativo para que se adapte a las necesidades de los alumnos? Si sabemos que la gestión de las emociones y el desarrollo de la “inteligencia emocional” es importante para el aprendizaje cognitivo.... ¿ No se le debería otorgar un hueco en los currículos académicos?


Según el Budismo, una de las primeras fases del conocimiento es focalizar la atención. Para ello, resulta útil utilizar un objeto de concentración, como puede ser la respiración. Es lo que ellos denominan “calmar la mente”. En un momento en el que los niños “disfrutan” de tanta estimulación... ¿no será importante enseñarles a “calmar la mente”? Esta pregunta me lleva a otra... Si la dispersión de la atención es una consecuencia del desarrollo tecnológico... ¿no deberíamos aprender técnicas para focalizarla?


Os dejo aquí un pequeño juego que podéis adaptar aplicando variaciones, y que os puede servir de utilidad para focalizar la atención de vuestros hijos a la hora de hacer los deberes:


Ejercicio:

Antes de comenzar una tarea cognitiva, el cerebro debe recibir una señal, que le indique que debe concentrar la atención en una tarea determinada, dejando todas las demás a parte. Es lo que anteriormente hemos denominado “calmar la mente”.

Antes de comenzar cualquier tarea cognitiva que requiera una focalización de la atención, se puede realizar este ejercicio con los ojos cerrados:

1 2 3 4 5 6 7 A

Se trata de ir repitiendo la secuencia de números adelantando la letra un lugar sucesivamente, hasta que ésta llegue a encontrarse en primer lugar:

1 2 3 4 5 6 A 7
1 2 3 4 5 A 6 7
1 2 3 4 A 5 6 7
1 2 3 A 4 5 6 7
1 2 A 3 4 5 6 7
1 A 2 3 4 5 6 7
A 1 2 3 4 5 6 7

La secuencia propuesta es la más sencilla. Se puede ir complicando en función de la edad, de modo que resulte lo suficientemente complicada como para requerir focalizar toda la atención en ella.


De esta manera, la señal que enviamos al cerebro es la de focalizar la atención en una determinada tarea, olvidándonos de las demás.

¿No creeis que estas técnicas deberían enseñarse en el colegio?

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