DIA DE LA MUJER EMPRENDEDORA

 



-Felicidades. 

-¿Por qué? 

-Porque hoy es el día de la mujer emprendedora y tú eres una de ellas. 

-¿Sí? Bueno… es verdad…


Con media sonrisa tímida a la vez que un atisbo de emoción, me hago consciente de que, en el fondo, me cuesta hacer ese término mío. Me cuesta definirme como tal, y os explico por qué. 


Analizando las mujeres de mi vida, puedo decir que soy nieta, hija y hermana de grandes mujeres emprendedoras.  Mi abuela, en una época en la que a las mujeres se les reservaban otros quehaceres, sin ella saberlo, inició la senda de lo que sin duda se convertiría en una filosofía de vida en mi familia.


 Mi madre, visionaria de una oportunidad quizá empujada por la necesidad de determinadas circunstancias, fue capaz no sólo de iniciar un proyecto, con muy pocos apoyos y siendo madre de tres hijas, sino de hacer que, ese sueño que se convirtió en realidad, perdurara en el tiempo. Sacrificio, valentía y pasión, mucha pasión, que hizo que se mantuviera a flote cuando las mareas se ponían bravas. Supo reinventarse, resolver, acertar cuando las dudas te empujan a salir corriendo. Supo despertar a tiempo, cuando alguna de aquellas tareas se convertía en pesadilla, que también las hubo.


Se convirtió en ingeniera, economista, directora, profesora, diseñadora, costurera, directora de recursos humanos...y en lo que hoy diríamos innovadora. Porque es cierto que cuando una mujer es emprendedora, se convierte en un sinfín de versiones de sí misma, porque no hay alternativa, ni “que lo resuelva el que venga después”.


Pues bien, en este ambiente crecí, así aprendí, que esta manera de gestionar las cosas, era la “normal” en nuestra familia. 


¿No sabes? Aprendes. 

¿Te has perdido? Te encuentras. 

¿Tienes un problema? Busca la solución.

¿Necesitas ayuda? Llama a la puerta.

¿Eso no funciona? Prueba otra cosa...


Y así en esa resolución permanente, en esa reinvención diaria, en esa capacidad inagotable de buscar lo que funcionaba, que tenía mi madre, crecimos mis hermanas y yo. Por eso, me sorprendo, cuando alguien me llama emprendedora, porque creo que en el fondo es la única manera mediante la que aprendimos a hacer, fue la senda que marcó mi abuela, en la que aprendimos a ser.


Eso es para mí ser emprendedora, nuestra única manera de SER.

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