SECUESTRO AMIGDALAR

 


Te sientes (aparentemente) tranquilo, 
de manera consciente no percibes ninguna sensación extraña.
De pronto algo o alguien se interpone en tu camino y te ves inmerso en una discusión. 
No sabes muy bien cómo has llegado a ese punto, y eres consciente de que estás perdiendo el control. 
Algo superior a ti dirige tus palabras y tu mente...
Quieres salir de ahí, pero no sabes cómo, no puedes dar marcha atrás...
Como si tus pies se anclaran al suelo y tus palabras y pensamientos salieran sin ningún tipo de filtro...
Sin frenos, sin control...
Como si tu mente estuviera "secuestrada".

¿Te ha pasado alguna vez?

Te cuento, que cuando esto ocurre, la AMIGDALA, una pequeña parte de tu cerebro, que tiene mucho poder cuando se activa, ha tomado el control y ha inhibido la activación de todas las partes mas racionales de tu mente, responsables del autocontrol. Es lo que se conoce como "SECUESTRO AMIGDALAR"

De hecho, una vez la AMIGDALA toma el control de la situación, resulta complicado recurrir a la razón. La única salida en estos casos, es buscar la calma mediante recursos que permitan que poco a poco se vaya desactivando. De poco sirve en estos momentos frases como "no te pongas así", "no es para tanto", "piensa en lo que estás diciendo"... Cuando una persona tiene activado "el botón de la AMIGDALA", recurrir a la razón no es para nada efectivo, puesto que los circuitos racionales de su cerebro están desactivados.

¿Qué podemos hacer entonces?

Distancia. La distancia física, alejarte de la situación en el momento en que detectas las primeras señales que te brinda tu cuerpo, es la única salida. Buscar ese espacio, que permita que la activación baje, y la parte racional del cerebro pueda volver a activarse. Una vez vuelve a "encenderse" la razón, entonces podremos hablar de reflexión, reparación y sin duda arrepentimiento.

Estos secuestros amigdalares, son más frecuentes en la infancia y la adolescencia, debido a la propia inmadurez de las partes mas racionales del cerebro. Por eso, la próxima vez que tu hijo, tu hija, tu alumno o alumna entre en una situación parecida, recuerda recurrir a la distancia física. Trabaja la retirada, acompáñalo con tu comunicación no verbal, y una vez pasada la tormenta gestiona la situación de manera que puedas dar lugar a la reflexión conjunta.

Y puede que te preguntes... Pero entonces... ¿Qué función tiene la AMIGDALA?
Pues, sí, efectivamente, tiene una función muy importante para nuestra supervivencia.
Se activa cuando nuestra mente percibe que nos encontramos ante un peligro y nos prepara para la defensa y la supervivencia. Por lo tanto, una vez pase "el secuestro", pregúntate: ¿Por qué he interpretado esta situación como un peligro? ¿Qué recuerdos o experiencias pasadas se han activado en mi interior? ¿Qué significado he dado a esta situación que acabo de vivir?











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